
Ricardo Oliva tenía 33 años.
Ricardo Argentino Oliva tenía 33 años, una familia que adoraba, y el perfil de un tipo común, de esos que encuentran alegría en la pesca, el trabajo y los perros. El domingo a la madrugada, su vida y la de sus tres hijos terminó de golpe sobre la ruta nacional 213, cuando su auto fue embestido de atrás por un Volkswagen Bora. El impacto provocó que perdiera el control y chocara de frente contra el guardrail. Murieron todos en el acto.
Viajaban en un Fiat 147 que apenas resistió el golpe. Iban de regreso a casa, en El Fuertecito, tras haber compartido una cena con familiares. Además de Oliva y sus tres hijos –de 8, 11 y 12 años–, en el vehículo también iban dos adolescentes de 15 y 17 años, que milagrosamente sobrevivieron, aunque con fracturas.
El conductor del Bora, un joven de 19 años, fue detenido e imputado por homicidio culposo agravado y lesiones culposas agravadas. El test de alcoholemia dio negativo, pero se esperan pericias toxicológicas complementarias que puedan aclarar si había consumido otras sustancias.
Ricardo solía publicar en redes sociales mensajes llenos de cariño hacia su pareja, Anabela Cepeda, y sus hijos. En julio de 2016 escribió: “Amor, felices 6 años y 7 meses. Gracias por estos dos hermosos hijos que me diste y por este bebé que está en camino”. En otra publicación, agregó: “Se agranda la familia, los amo mucho”, junto a una foto donde Anabela lucía embarazada.
Su vida laboral estuvo marcada por el esfuerzo. Trabajó para la empresa SIASA S.A., dedicada a servicios de limpieza industrial en Córdoba. Pero también hacía changas como albañil y pintor. Según allegados, la familia vivía con lo justo, en condiciones humildes, y muchas veces necesitaban ayuda para cubrir alquiler y servicios.

El Fiat 147 quedó destruido tras el choque que le costó la vida a Ricardo y sus hijos.
El accidente ocurrió alrededor de las 4 de la mañana, en un tramo de la ruta con calzada reducida y una estructura metálica sobre un canal que volvió todo aún más peligroso. Las autoridades confirmaron que la responsabilidad fue del conductor del Bora, quien embistió desde atrás al Fiat.
En el Bora viajaban otros tres jóvenes, también de 19 años. Uno de ellos sufrió un traumatismo de cráneo grave y fue derivado al Sanatorio Francés de Córdoba. Los otros dos fueron atendidos en el Hospital de Arroyito y dados de alta más tarde.
Por el lado del Fiat 147, además de Ricardo y sus tres hijos fallecidos, resultaron heridas dos adolescentes. Una sufrió una fractura de tibia y la otra, de peroné. Ambas fueron asistidas de inmediato y permanecen estables, según los últimos reportes médicos.
La esposa de Oliva, Anabela, sobrevivió con heridas leves. Según fuentes oficiales, al momento de ser atendida, no sabía que sus hijos y su pareja habían muerto. Creía que era la única herida. Desde entonces, recibe acompañamiento psicológico para sobrellevar el duelo.
La investigación continúa en manos de la Fiscalía de Arroyito. Se aguardan los resultados de los análisis toxicológicos y la ficha prontuarial del conductor del Bora. “Está totalmente demostrado que el Bora embistió de atrás al Fiat a las 4 de la mañana. En estos casos, la responsabilidad es de quien embiste”, explicaron desde el Ministerio Público Fiscal.
La zona donde ocurrió el choque presenta un asfalto deteriorado, pero todavía no se sabe si eso fue determinante. “La ruta está en mal estado. Si eso tuvo que ver o no, lo definirán las pericias”, señalaron las autoridades.
Mientras tanto, en El Fuertecito, los vecinos todavía no salen del estupor. Cuatro vidas se apagaron en segundos. Una familia trabajadora, que volvía de una cena, quedó marcada para siempre por una tragedia que pudo haberse evitado.