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Viajar a la cima de Europa ahora es posible gracias a un tren suizo

El tren de la Jungfrau en Suiza permite alcanzar Jungfraujoch, la estación más alta de Europa, con vistas al glaciar Aletsch y tecnología suiza.

sábado, 2 de agosto de 2025

/ Redacción

El histórico tren cremallera atraviesa los Alpes hasta alcanzar la estación Jungfraujoch.

En pleno corazón de los Alpes suizos, una maravilla de la ingeniería conecta a turistas de todo el mundo con un destino que parece sacado de una postal imposible: Jungfraujoch. Esta estación, ubicada a 3.454 metros sobre el nivel del mar, es la más alta de Europa y se accede a través del famoso tren de la Jungfrau, un ícono del turismo suizo.

El recorrido comienza en Grindelwald, donde una terminal moderna inaugurada en 2020 marca el inicio de una travesía que mezcla historia, tecnología y paisajes imponentes. Desde allí, los viajeros abordan el Eiger Express, una telecabina de última generación que en solo 15 minutos los deja en Eigergletscher, ahorrando casi una hora de viaje y regalando vistas directas a la cara norte del Eiger, una de las montañas más desafiantes y legendarias del alpinismo europeo.

Una vez en Eigergletscher, cambia el medio de transporte y también la época: es momento de subirse al histórico tren cremallera, que desde 1912 asciende por el interior de la montaña hasta alcanzar Jungfraujoch. Son 9,34 kilómetros de recorrido por túneles excavados en roca, salvando un desnivel de 1.600 metros. Esta hazaña fue posible gracias a la visión del empresario Adolf Guyer-Zeller, quien no solo ideó el proyecto, sino que fundó un banco para financiarlo.

En el trayecto, hay una parada especial en Eismeer, a 3.000 metros de altura, donde una ventana panorámica permite observar un glaciar oculto en la cara sur del Eiger. Desde ahí, el tren continúa hasta su destino final, justo debajo de la línea de cresta que une los picos Mönch y Jungfrau.

La historia detrás de este proyecto es tan apasionante como el paisaje que lo rodea. A fines del siglo XIX, en pleno auge del turismo de lujo en Europa, la idea de Guyer-Zeller fue acercar a los viajeros a lo más alto de los Alpes sin que tuvieran que escalar. La obra llevó décadas, atravesó desafíos técnicos enormes y finalmente fue inaugurada en 1912. Aunque el diseño original contemplaba llegar aún más alto con un montacargas al Jungfrau, los glaciares en retroceso y los límites del presupuesto forzaron un cambio de planes. Aun así, el resultado es impresionante: una estación en plena montaña, con un mirador único hacia el glaciar Aletsch.

El histórico tren cremallera atraviesa los Alpes hasta alcanzar la estación Jungfraujoch. (foto: Wikipedia)

Ya en Jungfraujoch, la experiencia se vuelve multisensorial. Uno de los imperdibles es el ascensor Sphinx, el más rápido de Suiza, que lleva al observatorio del mismo nombre en solo segundos. Desde allí, las vistas del glaciar Aletsch —la masa de hielo más grande de los Alpes— son simplemente impactantes. La inmensidad del paisaje, completamente blanco, puede engañar al ojo; recién cuando se distingue una cordada de alpinistas a lo lejos se toma conciencia de las distancias.

Para los que buscan aventura, desde la estación parten caminos hacia la Plaza de la Concordia o el refugio del Mönch. Hay opciones exigentes de varios días y también senderos cortos para disfrutar de la nieve sin experiencia previa. Además, existen rutas señalizadas para caminar sin riesgos y con todo asegurado.

Uno de los atractivos más originales es el Palacio de Hielo, un túnel bajo el glaciar decorado con esculturas de hielo. El lugar también ofrece restaurantes, tiendas y actividades para turistas de todas las edades y nacionalidades.

Después de visitar Jungfraujoch, muchos viajeros eligen extender la experiencia con excursiones cercanas. Entre las más populares están la caminata al lago Bachalpsee, rodeado de montañas y reflejos de postal, o una visita a Grindelwald First, con su pasarela colgante sobre el abismo y vistas increíbles.

Quienes prefieran algo más tranquilo pueden volver caminando desde Eigergletscher hasta Grindelwald, bajando a pie por los senderos de montaña, una opción ideal para conectar con el paisaje suizo a paso lento. En todos los casos, la región ofrece opciones para todo tipo de viajeros: desde expertos montañistas hasta quienes solo quieren sacarse una buena foto sin moverse demasiado.

Según National Geographic, el tren de la Jungfrau no solo representa una proeza de la ingeniería, sino también un ejemplo de cómo Suiza convirtió su geografía extrema en un imán para el turismo internacional. Más de cien años después de su inauguración, esta joya alpina sigue siendo una de las experiencias más completas del viejo continente.

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