
La falta de vitaminas, conocida médicamente como avitaminosis o deficiencia vitamínica, ocurre cuando el cuerpo no recibe o no absorbe la cantidad suficiente de una o varias vitaminas esenciales para funcionar correctamente. Cada vitamina tiene un rol específico en el organismo, y su carencia puede afectar distintas funciones vitales.
¿Por qué son importantes las vitaminas?
Las vitaminas son micronutrientes que el cuerpo necesita en pequeñas cantidades para:
Convertir los alimentos en energía.
Mantener la salud de huesos, piel y músculos.
Fortalecer el sistema inmunológico.
Participar en procesos metabólicos, como la coagulación sanguínea o la visión.
Actuar como antioxidantes, protegiendo las células del daño.
Causas comunes de la falta de vitaminas:
Dieta desequilibrada: Es la causa más frecuente. Si la alimentación no es variada y rica en frutas, verduras, granos enteros y proteínas, es fácil que falten nutrientes.
Problemas de absorción: Algunas condiciones médicas (como la enfermedad celíaca, la enfermedad de Crohn, la cirugía bariátrica) o el consumo excesivo de alcohol pueden impedir que el cuerpo absorba las vitaminas de los alimentos.
Aumento de las necesidades: En ciertas etapas de la vida (embarazo, lactancia, crecimiento, vejez) o en condiciones de estrés o enfermedad, las necesidades de vitaminas pueden aumentar.
Uso de ciertos medicamentos: Algunos fármacos pueden interferir con la absorción o el metabolismo de las vitaminas.
Exposición insuficiente al sol: Específicamente para la Vitamina D, cuya producción se activa principalmente por la exposición solar.
Síntomas generales y ejemplos de deficiencias comunes:
Los síntomas varían mucho dependiendo de la vitamina que falte, pero algunos signos generales pueden incluir:
Cansancio y fatiga.
Debilidad muscular.
Problemas de piel, cabello y uñas.
Dificultad para concentrarse.
Problemas de visión.
Sangrado de encías o mala cicatrización.
Algunas deficiencias específicas y sus posibles síntomas:
Vitamina D: Debilidad ósea (osteoporosis), fatiga, depresión.
Vitamina B12: Anemia, fatiga extrema, problemas neurológicos (entumecimiento, hormigueo).
Vitamina C: Fatiga, sangrado de encías, mala cicatrización, moretones fáciles (escorbuto en casos graves).
Hierro (no es una vitamina, pero a menudo va de la mano con deficiencias vitamínicas en la anemia): Palidez, cansancio, dificultad para respirar.
Vitamina A: Problemas de visión nocturna, sequedad ocular, piel seca.
Folato (Vitamina B9): Anemia, fatiga, problemas en el desarrollo fetal (importante en el embarazo).
Diagnóstico y tratamiento:
Si sospechás que podés tener una falta de vitaminas, lo más importante es consultar a un médico o nutricionista. Ellos pueden:
Evaluar tus síntomas y tu dieta.
Solicitar análisis de sangre específicos para medir los niveles de vitaminas.
Recomendar cambios en la dieta.
Prescribir suplementos vitamínicos si es necesario, siempre bajo supervisión profesional, ya que el exceso de algunas vitaminas también puede ser perjudicial.
Es fundamental no automedicarse con suplementos, ya que un diagnóstico preciso es clave para un tratamiento efectivo y seguro.