Jos Verstappen, padre de Max y ex piloto de Fórmula 1, es una figura que pasó del protagonismo a un rol más silencioso, pero no menos trascendente. Su carrera estuvo marcada por grandes expectativas, una tragedia que casi le cuesta la vida y la constante comparación con quien fue su compañero en Benetton, Michael Schumacher.
Nacido el 4 de marzo de 1972 en Montfort, Países Bajos, Jos tuvo una carrera meteórica en las categorías previas a la F1. Campeón nacional e internacional de karting, se coronó en la Fórmula Lotus Opel y en la Fórmula 3 Alemana, además de ganar el prestigioso Masters de F3 en Zandvoort. Parecía destinado a la gloria.
En 1994 debutó en la Máxima con Benetton, justo cuando la escudería giraba alrededor de Schumacher. Compartió box con el alemán en una estructura que hoy forma parte de Alpine. Esa misma temporada, el 31 de julio, en el extinto trazado largo de Hockenheim, vivió uno de los momentos más dramáticos que recuerde la Fórmula 1.
Durante una parada en boxes en la vuelta 15, mientras su auto era recargado de combustible, una pérdida provocó un incendio. Verstappen quedó 12 segundos atrapado en medio de las llamas. Algunos mecánicos también resultaron heridos. La imagen recorrió el mundo en un año ya teñido por las muertes de Senna y Ratzenberger.

Jos Verstappen quedó envuelto en llamas durante una parada en boxes en 1994, pero logró salir ileso.
“Vi venir el fluido, fue antes de oler algo. Agité el brazo, todo se incendió, estaba oscuro, no podía respirar”, recordó años después. “Tardé en sacar el volante, soltarme los cinturones. Reaccionás tarde. Pensás: tengo que salir de acá.”
Pese al susto, Jos logró dos podios ese año: en Hungría y en Bélgica, casi como local, ya que su ex pareja y madre de Max, Sophie Kumpen, es belga. Sophie también fue piloto de karting, y compartió pistas con figuras como Button, Trulli y Fisichella.
A lo largo de su carrera, Jos pasó por equipos como Simtek, Footwork, Tyrrell, Stewart, Arrows y Minardi. Su mejor actuación en Argentina fue un sexto puesto en 1996. En total, corrió 106 Grandes Premios y logró dos terceros lugares. Su potencial inicial fue opacado por un entorno que no le dio herramientas ni el tiempo suficiente para desarrollarse.

Jos Verstappen quedó envuelto en llamas durante una parada en boxes en 1994, pero logró salir ileso. (Grosby)
Norberto Fontana, que compartió época con él en Europa, lo recuerda con cariño: “Era muy bueno, pero lo subieron al Benetton cuando Schumacher ya era el dueño del equipo. Lo quemaron.”
Esa sensación de cuenta pendiente, de que “le quedó algo por demostrar”, puede haber sido uno de los motores que impulsaron a Jos a ser un padre tan presente —y exigente— con Max. Recorrieron Europa en una camioneta, durmiendo donde se pudiera, llevando sus propios repuestos. Hoy, el resultado está a la vista: Max es cuatro veces campeón mundial.
El lazo entre padre e hijo se mantuvo intacto durante los años, tanto en lo afectivo como en lo deportivo. Jos está en cada carrera. Su historia, marcada por la frustración, el fuego y la lucha, hoy se proyecta en el camino que recorre su hijo en la cúspide del automovilismo.