
Cavallo explicó en su blog cómo el cepo sigue afectando la confianza del mercado.
Domingo Cavallo, exministro de Economía, publicó un análisis en su blog personal donde plantea que la continuidad del cepo cambiario para empresas y entidades financieras, sumada a la expectativa de que estas restricciones se levantarán en el futuro, alimenta un clima de inestabilidad que frena la llegada de inversiones y empuja las tasas de interés en pesos.
Según su mirada, si bien hubo una corrección cambiaria inicial cuando se relajaron algunas restricciones, eso no alcanzó para consolidar la estabilidad ni reactivar el crecimiento. Cavallo remarcó que la expectativa de una futura devaluación desalienta el ingreso de capitales productivos y que las tasas en pesos suben por efecto de esa misma desconfianza.
En diciembre pasado, ya había anticipado que la salida del cepo no necesariamente implicaba un golpe inflacionario. De hecho, el salto del dólar no se trasladó con fuerza a los precios, que se mantuvieron con un ritmo mensual moderado. Sin embargo, el rebote de la actividad económica todavía no se verifica, y los indicadores no muestran una recuperación firme.
El exfuncionario señalaba que una normalización cambiaria podría haber reducido el riesgo país y mejorado el acceso al financiamiento externo. Además, proyectaba que el superávit fiscal permitiría comprar dólares para afrontar vencimientos de deuda. Pero, según detalló, eso no ocurrió. El riesgo país se mantiene alto, las tasas reales que paga el Tesoro son mayores y la cuenta corriente sigue en rojo.
Cavallo atribuye gran parte de esta situación a las trabas cambiarias que aún rigen sobre bancos y empresas, sectores que mueven flujos grandes de capital. Para él, mantener esas restricciones mientras se permite el atesoramiento de dólares o el gasto en turismo exterior genera señales contradictorias que no contribuyen a estabilizar el escenario.
Otro punto que plantea es la falta de claridad en la política monetaria y cambiaria. A su juicio, conceptos nuevos como “base monetaria ampliada” o “dolarización endógena”, sumado al reemplazo de las LELICs por LEFIs, alimentan la confusión y se perciben como manejos discrecionales del Banco Central. Para el economista, esto colabora con la volatilidad del tipo de cambio.
El gobierno, dice Cavallo, impulsa la libre competencia entre el peso y el dólar, pero mantiene mecanismos que impiden la plena convertibilidad del peso o el funcionamiento natural del sistema financiero en ambas monedas. Esta mezcla, considera, atenta contra cualquier plan de estabilización.
Como posible salida, sugiere adoptar reglas claras y duraderas, en línea con las ideas de la escuela de Chicago, para dejar atrás los manejos discrecionales. Para él, eliminar el cepo y permitir que el tipo de cambio se estabilice sin intervención directa del Banco Central generaría incentivos para el ingreso de capitales. Si eso ocurre, el propio mercado ayudaría a contener los precios tras un primer ajuste.
Finalmente, Cavallo propone que los bancos operen con depósitos en pesos y dólares, y que el Banco Central regule el crédito en ambas monedas a través de instrumentos clásicos como encajes y operaciones en el mercado abierto. Este modelo, señala, permitiría que la moneda nacional conviva con el dólar sin recurrir a una dolarización total, como ya se aplicó en Perú o como plantea parte del actual oficialismo.