Responsive Ad Slot

Tecnología

Tecnologia

Un asesinato brutal, un juicio polémico y una verdad que tardó años

Jason Corbett fue asesinado en Carolina del Norte. Su esposa y suegro fueron condenados años después por homicidio.

lunes, 28 de julio de 2025

/ Readacción
Los acusados Molly y Tom Martens recibieron condena por la muerte de Jason Corbett en Carolina del Norte.

Jason Corbett fue asesinado por su esposa y su suegro en Carolina del Norte, EE. UU.

Jason Corbett era un joven empresario irlandés que, tras la repentina muerte de su esposa Mags por un ataque de asma, intentaba rehacer su vida junto a sus dos hijos pequeños. En 2008, contrató a una niñera norteamericana, Molly Martens, que terminaría convirtiéndose en su pareja y luego en su esposa.

La historia parecía ideal: una familia ensamblada, una casa nueva en Carolina del Norte, y un nuevo comienzo. Pero todo cambiaría de forma trágica la madrugada del 2 de agosto de 2015. Aquel día, Jason fue encontrado muerto en su dormitorio. Su cuerpo presentaba múltiples traumatismos en el cráneo. Las armas utilizadas fueron un bate de béisbol y un ladrillo. En el lugar estaban presentes su esposa, Molly, y su suegro, Thomas Martens, un exagente del FBI.

La llamada al 911 realizada por Tom dejó constancia de lo sucedido. En ella, manifestó que había intervenido en una supuesta pelea entre su hija y su yerno, y que tras un forcejeo, lo golpeó. Dijo haber actuado en defensa propia y aseguró que su intención era proteger a su hija.

Según las declaraciones posteriores de ambos acusados, Jason habría intentado estrangular a Molly durante una discusión. Tom, al escuchar los gritos, habría subido con un bate y atacado a Jason para frenar la agresión. Molly dijo haber usado un ladrillo que tenía en su mesa de luz para golpear a su esposo. Sin embargo, las pruebas forenses no respaldaron del todo esa versión.

Jason Corbett con sus hijos en Irlanda antes de iniciar una nueva vida en Carolina del Norte.

Jason Corbett junto a su hija Sarah y su hijo Jack en Irlanda, antes de mudarse a Estados Unidos.

Los peritos indicaron que Jason presentaba lesiones compatibles con múltiples golpes en la cabeza, muchos de ellos en la nuca. La escena del crimen, según los expertos, mostraba rastros de sangre que sugerían que los primeros golpes habrían sido propinados mientras la víctima aún estaba acostada.

Tanto Molly como su padre afirmaron que Jason tenía antecedentes de violencia doméstica, pero ni ellos ni las pericias médicas presentaron lesiones compatibles con una pelea cuerpo a cuerpo. Tampoco hubo testigos presenciales, ya que los hijos del matrimonio, Jack y Sarah, dormían en habitaciones contiguas.

Jason había dejado un testamento años antes en el que expresaba su voluntad de que, en caso de fallecer, sus hijos quedaran al cuidado de su hermana Tracey y su cuñado David Lynch, en Irlanda. Este documento se convirtió en clave días después del crimen, cuando Molly intentó obtener la custodia de los menores.

Inicialmente, los niños declararon que su padre era violento, pero con el tiempo ambos revelaron que esas declaraciones habían sido inducidas por Molly. Sarah y Jack confesaron más tarde que habían dicho lo que su madrastra les pidió por temor a perderla también. Estas revelaciones fueron cruciales para la resolución judicial del caso.

La justicia norteamericana falló en favor de la familia Corbett. Los chicos fueron trasladados a Irlanda con sus tíos y, con el tiempo, adoptaron oficialmente sus apellidos. En 2017, tras un juicio en Carolina del Norte, Tom y Molly Martens fueron declarados culpables de asesinato en segundo grado y condenados a entre 20 y 25 años de prisión.

En 2021, sin embargo, la Corte Suprema del estado ordenó un nuevo juicio por cuestiones procesales. Finalmente, en 2023, ambos acusados aceptaron un acuerdo con la fiscalía y se declararon culpables de homicidio involuntario. Debido al tiempo ya cumplido en prisión, quedaron en libertad condicional a mediados de 2024.

El caso volvió a tomar relevancia pública este año, a una década del crimen, tras la publicación de un libro escrito por Sarah Corbett y el estreno de un documental en la plataforma Netflix. Ambos hermanos participaron en el proyecto para contar su verdad y dejar constancia del impacto emocional que vivieron.

Actualmente, Jack y Sarah viven en Irlanda con sus tíos. Sarah se ha convertido en autora y activista por los derechos de los niños que atraviesan procesos de duelo. Jack, por su parte, prefiere mantener un perfil más bajo y dedicarse a la música. Ambos han dejado claro que, pese al vínculo afectivo que existió, no consideran a Molly su madre.

El crimen de Jason Corbett, atravesado por el dolor, la manipulación y una larga batalla legal, sigue resonando como uno de los casos más estremecedores de los últimos años en Irlanda y Estados Unidos.

No te lo pierdas
© Todos los derechos reservados
Ciudad Autonoma de Buenos Aires. Argentina