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Nuevo estudio revela que vivir cerca del mar aumenta la longevidad

Vivir cerca del océano mejora la salud y alarga la vida, pero no ocurre igual con ríos o lagos urbanos, revela un estudio de Ohio.

sábado, 2 de agosto de 2025

/ Redacción

Las zonas costeras ofrecen aire más limpio, clima templado y mejor salud general.

Vivir cerca del mar no solo trae postales hermosas o atardeceres para el recuerdo. Según una nueva investigación, también podría traducirse en una vida más larga. Así lo confirmó un estudio liderado por la Universidad Estatal de Ohio, que analizó más de 66.000 distritos censales en todo Estados Unidos y detectó que residir en zonas costeras se vincula con una mayor esperanza de vida.

En contraste, habitar en áreas urbanas próximas a ríos o lagos interiores podría tener el efecto contrario. Esta diferencia marca un matiz clave dentro del concepto de “espacios azules”, esos entornos donde el agua está presente y que tradicionalmente se consideraban saludables por definición.

¿Qué dice la investigación?

El equipo liderado por Jianyong “Jamie” Wu cruzó datos geográficos y demográficos para estudiar cómo influye la proximidad al agua en la salud de la población. Encontraron que quienes viven a menos de 48 kilómetros del océano o del Golfo tienen, en promedio, una esperanza de vida superior al promedio nacional estadounidense, que ronda los 79 años. En concreto, las personas en zonas costeras llegan a vivir al menos un año más.

En cambio, aquellos que viven cerca de lagos o ríos interiores (de más de 10 km²) tienden a registrar una expectativa de vida algo menor, alrededor de los 78 años. Aunque la diferencia parezca chica, en términos poblacionales implica un impacto significativo.

Las zonas costeras ofrecen aire más limpio, clima templado y mejor salud general.

También se observaron variaciones en zonas rurales. En esos lugares, la cercanía al agua puede tener ciertos beneficios, pero no son tan consistentes ni contundentes como los de las zonas costeras. Factores como la baja densidad poblacional o menor contaminación podrían explicar este comportamiento.

No todo lo que brilla es agua

Hasta ahora se pensaba que cualquier espacio azul —ya sea mar, lago o río— traía consigo efectos positivos para la salud. Pero este estudio pone sobre la mesa una distinción importante: no todos los cuerpos de agua aportan lo mismo, y el entorno que los rodea juega un rol determinante.

Las zonas costeras ofrecen condiciones ambientales y sociales más favorables. Wu destacó que estos lugares suelen tener temperaturas más suaves, menos olas de calor, mejor calidad del aire y mayor acceso a espacios recreativos. También señaló que en muchas ciudades costeras, los ingresos son más altos y el transporte está más desarrollado, lo que puede impactar indirectamente en la salud general de la población.

Por el contrario, los ríos o lagos urbanos suelen estar vinculados a altos niveles de contaminación, pobreza y riesgos ambientales como inundaciones. En estos escenarios, los beneficios naturales del agua pueden verse opacados por condiciones socioeconómicas adversas.

La contaminación, la pobreza y el riesgo de inundaciones afectan negativamente a quienes viven cerca de cuerpos de agua urbanos.

Yanni Cao, coautor del estudio, explicó que los factores negativos en las ciudades —como la falta de lugares seguros para hacer actividad física o el entorno social desfavorable— influyen directamente en la esperanza de vida. “La contaminación, la pobreza y los riesgos ambientales son probablemente las causas principales”, sostuvo.

El peso del clima

Uno de los puntos más llamativos del informe es el impacto del clima en la salud. Las zonas cercanas al mar registran menos días extremadamente calurosos y temperaturas máximas más bajas. Este clima más templado se combina con aire más limpio y la posibilidad de hacer actividad física al aire libre, generando un combo que favorece la longevidad.

El estudio no se quedó en las estadísticas. También evaluó cómo estos resultados podrían contribuir a entender las diferencias en la esperanza de vida entre distintas regiones del mundo. Ria Martins, otra de las autoras del trabajo, sostuvo que los determinantes sociales de la salud —como el ambiente, el acceso a servicios o la estructura socioeconómica— son fundamentales para interpretar estos hallazgos.

Qué significa para Latinoamérica

Aunque el estudio se realizó en Estados Unidos, los resultados podrían inspirar investigaciones en países como Argentina o Uruguay, donde también hay fuertes contrastes entre zonas costeras e interiores. En ciudades como Mar del Plata, Montevideo o Necochea, las condiciones ambientales podrían tener efectos similares a los encontrados en este estudio. Lo mismo aplica para barrios ribereños o cercanos a cuencas contaminadas del Conurbano bonaerense, donde la realidad es otra.

Este trabajo también podría alimentar debates sobre urbanismo, planificación y salud pública, especialmente en un contexto donde cada vez más personas viven en ciudades y buscan espacios verdes o azules para contrarrestar el estrés cotidiano.

En resumen, el mar parece traer consigo más que brisa y sal: en muchos casos, podría traer años de vida. Pero no alcanza con vivir cerca del agua. Importan, y mucho, las condiciones que rodean ese entorno.

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