Titular 24 : Qué es la cultura de la cancelación y cuál es su impacto en redes sociales

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Qué es la cultura de la cancelación y cuál es su impacto en redes sociales

viernes, 4 de julio de 2025

/ Readacción
Representación digital de la cultura de la cancelación en redes sociales

La cultura de la cancelación en redes sociales genera debates sobre justicia digital, censura y salud mental en la era de la opinión viral.

La cultura de la cancelación es un fenómeno social que se intensificó con el auge de las redes sociales, donde personas, marcas o figuras públicas son “canceladas” por acciones u opiniones que se consideran ofensivas, discriminatorias o moralmente inaceptables. A través de mecanismos como el escrache digital, el boicot o la presión colectiva, estos individuos pierden legitimidad pública, apoyo comercial o incluso sus empleos.

Aunque nació como una forma de justicia social impulsada por el activismo digital, hoy su impacto genera debates sobre censura, salud mental y polarización en los espacios de diálogo público.

El origen del fenómeno: de la crítica a la exclusión digital

El concepto de cancelar surgió en Estados Unidos en la década de 2010, vinculado a los movimientos de justicia racial, feminismo y derechos LGBTQ+. Comenzó como una herramienta simbólica de rechazo frente a figuras poderosas que, en muchos casos, no enfrentaban consecuencias legales por sus actos.

El término “cancelar” cobró fuerza en redes como Twitter, donde usuarios comenzaron a difundir denuncias, promover boicots y viralizar pruebas de comportamientos pasados. Desde entonces, el fenómeno cruzó fronteras y se instaló en países como Argentina, donde cada semana surgen casos nuevos de cancelación en medios y plataformas.

Redes sociales como catalizador: velocidad y viralización

Lo que distingue a la cultura de la cancelación en la era digital es su velocidad. Una acusación puede propagarse en minutos, multiplicarse en comentarios, memes y hashtags, y transformar la imagen pública de una persona de forma irreversible.

En redes como X (ex Twitter), TikTok, Instagram o Facebook, los usuarios no sólo difunden contenido: también emiten juicios, presionan marcas y demandan posicionamientos. Esta dinámica ha cambiado la forma en que las personas y empresas se relacionan con su audiencia. Hoy, el silencio también puede interpretarse como complicidad.

Impacto en la salud mental y en la libertad de expresión

Uno de los aspectos más preocupantes de este fenómeno es su efecto en la salud mental. Las personas canceladas suelen sufrir ansiedad, aislamiento social, pérdida de empleo, acoso digital y estigmatización. La exposición masiva y el juicio inmediato suelen ocurrir sin que exista un debido proceso o contexto.

Además, muchos usuarios desarrollan una forma de autocensura por temor a ser cancelados. Este efecto, conocido como chilling effect, limita la libertad de expresión, el debate abierto y la posibilidad de error o aprendizaje público.

El caso argentino: entre la denuncia legítima y el escrache viral

En Argentina, la cultura de la cancelación tomó fuerza desde 2020. Figuras del espectáculo, el periodismo y la política han sido señaladas en redes sociales por expresiones machistas, racistas, transfóbicas o vinculadas a hechos del pasado. Algunos casos derivaron en investigaciones formales o disculpas públicas, mientras que otros generaron rechazo por considerarse linchamientos digitales sin pruebas.

El debate en el país se intensificó con opiniones de personalidades como Antonio Resines, quien alertó recientemente sobre la "mala leche" y el juicio inmediato que impera en redes. En muchos casos, la cancelación se convierte en una forma de escrachar sin ofrecer mecanismos de reparación, reflexión o reeducación.

Marcas, empresas y el miedo a posicionarse

La cultura de la cancelación también afecta a marcas y empresas. Muchas veces, se ven presionadas a tomar partido frente a una controversia, despedir empleados o retirar apoyos comerciales. Esta situación genera dilemas éticos: ¿responden por convicción o por temor al daño reputacional?

En 2025, varias compañías argentinas debieron emitir comunicados tras polémicas en redes, optando por desligarse de personas canceladas para evitar la pérdida de consumidores. Esto muestra cómo las redes sociales también modifican decisiones empresariales y políticas de comunicación.

Críticas y propuestas para un debate más sano

Diversos especialistas en sociología digital y comunicación sostienen que el fenómeno debe analizarse con matices. No todas las cancelaciones son iguales: algunas visibilizan abusos silenciados por años, mientras que otras se basan en malentendidos, descontextualizaciones o rumores.

Frente a este panorama, surgen propuestas que apuntan a mejorar el diálogo digital:

  • Educación en ciudadanía digital: para comprender los riesgos del linchamiento en línea.
  • Justicia restaurativa: que reemplace el castigo social por procesos de reparación.
  • Mayor responsabilidad de las plataformas: que deberían moderar con criterios claros y permitir el derecho a réplica.

Conclusiones: justicia social o censura encubierta

La cancelación es un síntoma de nuestra época: una era donde la visibilidad digital puede empoderar a víctimas, pero también destruir sin pruebas. Su doble filo la convierte en un fenómeno complejo, que exige nuevas herramientas sociales, jurídicas y comunicacionales.

El desafío está en cómo construir una cultura digital que promueva la rendición de cuentas sin caer en la violencia simbólica. Necesitamos espacios de debate donde sea posible señalar errores, escuchar, reflexionar y transformar, sin eliminar a las personas de la conversación.

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