El lunfardo, nacido en el Río de la Plata, sigue vigente en la lengua argentina y revela mucho sobre su identidad cultural.
El lunfardo es una forma de expresión típica del Río de la Plata, nacida entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, en los márgenes de Buenos Aires y Montevideo. Se originó como una jerga utilizada en los barrios populares, entre inmigrantes, presos y trabajadores. Con el tiempo, muchas de sus palabras se incorporaron al español rioplatense cotidiano y, hoy, forman parte del habla común de millones de argentinos.
En esta nota, repasamos 15 términos del lunfardo que probablemente usás a diario sin saber su historia ni cómo llegaron a ser lo que son hoy.
Laburo
De origen italiano ("lavoro"), esta palabra llegó con los inmigrantes a fines del siglo XIX. Hoy se usa como sinónimo de trabajo en todo el país. Frases como “estoy sin laburo” o “me voy al laburo” son parte del habla diaria.
Mina
Proviene del genovés “mina”, utilizado para referirse a una mujer. En lunfardo, comenzó como una expresión masculina para hablar de una chica atractiva. Aunque hoy su uso es más neutral, sigue teniendo esa carga de origen popular.
Guita
Viene del caló, lengua de los gitanos españoles, donde “guita” era hilo o cuerda. En el lunfardo pasó a significar dinero, haciendo referencia a “la cuerda que mueve todo”. A día de hoy, se sigue usando para referirse a plata.
Chamuyo
Esta palabra tiene raíces inciertas, pero se relaciona con la capacidad de hablar con habilidad, sobre todo para seducir o convencer. Se usa tanto para la labia amorosa como para discursos poco creíbles. Ejemplo: “me vino con todo un chamuyo”.
Gil
Viene del caló y significa ingenuo o tonto. En lunfardo, se volvió sinónimo de persona fácil de engañar. Es muy común escuchar “no seas gil” o “me agarraron de gil” en situaciones cotidianas.
Fiaca
Deriva del italiano “fiacca”, que significa debilidad o flojera. En Argentina, se usa para hablar de pereza o falta de ganas. Ejemplo clásico: “me da fiaca levantarme”.
Morfi
Es la inversión de sílabas de la palabra "comer" (de morfar), una estructura muy común en el lunfardo. Se usa para referirse a la comida o al acto de comer. “Vamos a morfar” es sinónimo de “vamos a comer”.
Yuta
Una forma despectiva de referirse a la policía. Su origen podría estar en la deformación de “juez de instrucción” o en alguna derivación del lunfardo carcelario. Es una palabra que sigue vigente en el habla urbana.
Chabón
Originalmente se usaba en las cárceles para referirse a un compañero. En la actualidad, se transformó en sinónimo de pibe, tipo, varón. Según el tono, puede ser amistoso o peyorativo.
Bondi
Proviene del portugués brasileño “bonde”, que significa tranvía. En Argentina, la palabra evolucionó para referirse al colectivo o autobús urbano. Frases como “me tomé el bondi” son universales en Buenos Aires y alrededores.
Canchero
Viene de “cancha”, en referencia al espacio de juego, especialmente en fútbol. Ser canchero es ser hábil, canchero en algo implica confianza. También se usa como adjetivo negativo: alguien “muy canchero” puede sonar soberbio.
Quilombo
De origen africano (quimbundo), inicialmente hacía referencia a los campamentos de esclavos fugitivos. En lunfardo, la palabra mutó para describir cualquier situación caótica, ruidosa o complicada. Ejemplo: “¡Qué quilombo que hay en la calle!”
Gamba
Se usa para referirse a una pierna o para ofrecer ayuda. Hacer la “gamba” significa acompañar a alguien o respaldarlo. Su origen se asocia a la palabra “gamba” en italiano, aunque en lunfardo tomó un giro muy argentino.
Trucho
Originalmente significaba falso o fraudulento. Se usa para describir objetos no originales, documentos adulterados o incluso personas deshonestas. “Ese celular es trucho” o “el título es trucho” son expresiones comunes.
Escabiar
Viene del italiano “scabbiato”, vinculado a la idea de estar afectado, desordenado. En lunfardo, se transformó en verbo: escabiar es tomar alcohol. A su vez, “escabio” es sinónimo de bebida alcohólica.
El lunfardo como identidad cultural
Estas palabras no son solo modismos, sino reflejos de una historia social. El lunfardo nació de la mezcla de idiomas, clases sociales, culturas y necesidades. Fue durante años una forma de comunicación marginal, pero con el tiempo se volvió parte central del habla argentina.
Incluso se inmortalizó en el tango, con autores como Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi. Hoy, palabras lunfardas conviven en canciones de rock, series de televisión, redes sociales y charlas cotidianas.
Aunque algunos términos perdieron fuerza o se actualizaron, muchos siguen vivos y activos, especialmente entre jóvenes. El lunfardo, lejos de ser una jerga del pasado, se reinventa y se adapta al presente.